Reflexión PERSONAL sobre el trabajo remoto

Ya no recuerdo cuando fue la última vez que madrugué porque, TENÍA que ir a una oficina a trabajar.

Ya no recuerdo cuando fue la última vez que salí de mi casa sin desayunar, porque iba a llegar TARDE al trabajo.

Ya no recuerdo lo que es tener que DISFRAZARME y vestirme de formas que no me gustan, sólo por cumplir un “protocolo” empresarial.

Ya no recuerdo cuando fue la última vez que salí a manejar una moto, corriendo PELIGRO en el tráfico y TEMIENDO las inclemencias del clima.

Ya no recuerdo lo que es tener que almorzar a una hora DETERMINADA, porque así te lo indican y simplemente es algo que no se puede cambiar.

Ya no recuerdo lo que es esperar con ansias la hora de SALIDA, y ponerme triste porque llegaba el domingo, y nuevamente tendría que repetir la misma rutina.

Definitivamente no soy una persona que pueda seguir una rutina determinada durante MUCHOS años, siento que para mí el trabajar remoto ha sido una salvación y estoy eternamente agradecida por todo los beneficios que me ha brindado.

Amo la flexibilidad, amo poder estar con mi familia, amo no tener que correr para llegar a un lugar físico, amo poder comer a la hora que yo quiera, amo poder estar con mis gatos, amo poder elegir mi espacio de trabajo, amo poder elegir la forma en que me visto, amo la tranquilidad de tener un espacio de trabajo seguro y en el que me siento completamente bien.

Hay cosas que parecen banales, pero en realidad le cambian la vida a algunas personas. Siempre quise tener flexibilidad para trabajar tanto en tiempo como en espacio, hoy en día vivo este sueño y me siento inmensamente agradecida por toda la paz que esto trae a mi vida.

Recuerda que las decisiones que estás tomando hoy, están construyendo tu futuro y lo que quieres vivir en los próximos años.

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